El Papa: “Ningún pueblo puede ser obligado al exilio”

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El Papa: “Ningún pueblo puede ser obligado al exilio”

El Papa: “Ningún pueblo puede ser obligado al exilio”

«Todos los pueblos, incluso los más pequeños y débiles, deben ser respetados por los poderosos en su identidad y sus derechos, en particular el derecho a vivir en sus propias tierras; y nadie puede obligarlos al exilio». León XIV dirigió estas claras palabras a una delegación de la asociación Grupo de Refugiados de Chagos en Port Louis, Mauricio, especificando que su caso tiene una «fuerza simbólica en la escena internacional».

El caso de los refugiados de las Islas Chagos es verdaderamente emblemático y actual: la disputa sobre estas pequeñas islas en el océano Índico, reclamadas por la joven república de Mauricio pero ocupadas por Gran Bretaña al final de la Segunda Guerra Mundial, se ha resuelto finalmente de forma positiva con un tratado aprobado el 30 de junio, alcanzado gracias a la mediación de la Corte Internacional de Justicia y de las Naciones Unidas.

El Papa Francisco, citado por Leone, también apoyó a los refugiados de Chagos al hacer suya su demanda de poder regresar a su tierra natal durante su viaje apostólico a Mozambique, Madagascar y Mauricio en 2019.

De hecho, la población local fue deportada a Mauricio para construir una base militar inaccesible bajo el control de Gran Bretaña y Estados Unidos. Reconociendo el sufrimiento de su pueblo, el Papa Prevost se mostró feliz de que el diálogo y el respeto a las decisiones del derecho internacional hayan podido finalmente remediar una grave injusticia.

León también quiso rendir homenaje a la particular determinación de las mujeres del pueblo chagosiano en la reivindicación pacífica de sus derechos: «Habéis conocido la pobreza, el desprecio y la exclusión», reconoció. «Que el Señor sane vuestras heridas y conceda la gracia del perdón a quienes os han hecho daño».

El diálogo, la mediación, el respeto del derecho internacional y de los derechos de los pueblos, la acción de los tribunales internacionales y el multilateralismo son, pues, las directrices del Pontífice estadounidense, que le guiarán en un mundo que, dijo en otra audiencia, esta vez con la red anglosajona de legisladores y responsables públicos católicos, es "preocupante" por "el rumbo que está tomando".

Estas palabras llegan tras la Jornada de Oración y Ayuno que pidió la paz en Ucrania, Gaza y otras zonas de conflicto. Coinciden con el llamamiento de hoy a contrastar la ciudad del hombre, fundada en el amor a sí mismo, el poder, el prestigio y el placer, con la ciudad de Dios, evocada por san Agustín, fundada en el altruismo, la justicia, la caridad y la humildad.

«El futuro de la prosperidad humana», enfatizó Leone, «depende del amor con el que organicemos la sociedad». En este sentido, si el papa Francisco «había destacado la necesidad de una 'diplomacia de la esperanza', yo añadiría», dijo Prevost, «que también necesitamos una 'política de la esperanza' y una 'economía de la esperanza' para un mundo más justo y equilibrado».

ansa

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